GOSPEL Mark 7:24-30 Jesus went to the district of Tyre. He entered a house and wanted no one to know about it, but he could not escape notice. Soon a woman whose daughter had an unclean spirit heard about him. She came and fell at his feet. The woman was a Greek, a Syrophoenician by birth, and she begged him to drive the demon out of her daughter. He said to her, “Let the children be fed first. For it is not right to take the food of the children and throw it to the dogs.” She replied and said to him, “Lord, even the dogs under the table eat the children’s scraps.” Then he said to her, “For saying this, you may go. The demon has gone out of your daughter.” When the woman went home, she found the child lying in bed and the demon gone.
HOMILY
Without the virtue of perseverance, we cannot be transformed into the image of GΘD in Christ Jesus.
Do you find the Lord’s refusal to offer help to the Syrophoenician woman astonishing, and does it make you feel a little uncomfortable? This is not the image of a gentle and loving Savior that we’re used to encountering in the Gospels. We are accustomed to hearing about Jesus who goes about doing good for everyone. But today’s gospel is in stark contrast to this image. To understand the dynamic of this passage, we first have to acknowledge that it was to Abraham and his descendants that GΘD formed a special covenant and then set them apart to worship the one true GΘD. It was through Abraham and his descendants that he would fulfill his plan of salvation for the human race in the person of Jesus Christ, who is both the Son of GΘD and a son of Abraham. Ultimately, however, it would be faith and not genealogy that would incorporate us into the Covenant. Ruth, the Moabite, is one such example. This gentile woman married into the family of the Chosen People and became the grandmother of King David. This shows that GΘD never excludes anyone from receiving his grace if faith is present in the person’s life. The Syrophoenician woman is also a testimony of the universal salvation that Jesus offers to all of us. His initial rebuttal to the woman’s plea for help doesn’t discourage her. Instead, it fortifies her resolve and her faith to persevere. The result was that both she and Jesus got what they were looking for: the woman, a miracle for her daughter, and Jesus, the power of this woman’s faith to heal her daughter. This Syrophoenician woman in today’s gospel teaches us a lot about the power of perseverance in our faith. Such is the mysterious wisdom of our GΘD.
Without the virtue of perseverance, we cannot be transformed into the image of GΘD in Christ Jesus.
TIEMPO ORDINARIO JUEVES de la QUINTA SAMANA ~ Año 2
EVANGELIO Marcos 7, 24-30 En aquel tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un espíritu impuro, se enteró enseguida, fue a buscarlo y se postró a sus pies. Cuando aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara el demonio a su hija, él le respondió: “Deja que coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. La mujer le replicó: “Sí, Señor; pero también es cierto que los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños”. Entonces Jesús le contestó: “Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha salido ya de tu hija”. Al llegar a su casa, la mujer encontró a su hija recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.
HOMILÍA
Sin la virtud de la perseverancia, no podemos ser transformados a la imagen de DIΘS en Cristo Jesús.
¿Le parece sorprendente la negativa del Señor a ofrecer ayuda a la mujer sirofenicia y le hace sentir un poco incómodo? Esta no es la imagen de un Salvador amable y amoroso que estamos acostumbrados a encontrar en los Evangelios. Estamos acos-tumbrados a oír hablar de Jesús que va haciendo el bien a todos. Pero el evangelio de hoy contrasta fuertemente con esta imagen. Para entender la dinámica de este pasaje, primero tenemos que reconocer que fue con Abraham y sus descendientes que DIΘS formó un pacto especial y luego los separó para adorar al único DIΘS verdadero. Fue a través de Abraham y sus descendientes que él cumpliría su plan de salvación para la raza humana en la persona de Jesucristo, que es a la vez Hijo de DIΘS e hijo de Abraham. En última instancia, sin embargo, sería la fe y no la genealogía lo que nos incorporaría a la Alianza. Rut, la moabita, es uno de esos ejemplos. Esta mujer gentil se casó con un miembro de la familia del Pueblo Elegido y se convirtió en la abuela del rey David. Esto muestra que DIΘS nunca excluye a nadie de recibir su gracia si la fe está presente en la vida de la persona. La mujer sirofenicia es también testimonio de la salvación universal que Jesús nos ofrece a todos. Su refutación inicial a la petición de ayuda de la mujer no la desanima. En cambio, fortalece su resolución y su fe para perseverar. El resultado fue que tanto ella como Jesús obtuvieron lo que buscaban: la mujer, un milagro para su hija, y Jesús, el poder de la fe de esta mujer para sanar a su hija. Esta mujer sirofenicia del evangelio de hoy nos enseña mucho sobre el poder de la perseverancia en nuestra fe. Tal es la sabiduría misteriosa de nuestro DIΘS.
Sin la virtud de la perseverancia, no podemos ser transformados a la imagen de DIΘS en Cristo Jesús.