ORDINARY TIME ~ CYCLE B-1 FRIDAY of the TWENTY-FOURTH WEEK
GOSPEL Luke 8:1-3 Jesus journeyed from one town and village to another, preaching and proclaiming the good news of the Kingdom of GΘD. Accompanying him were the Twelve and some women who had been cured of evil spirits and infirmities, Mary, called Magdalene, from whom seven demons had gone out, Joanna, the wife of Herod’s steward Chuza, Susanna, and many others who provided for them out of their resources.
HOMILY
Serving others will help increase the virtue of generosity in our soul, while allowing ourselves to be served will increase the virtue of humility.
On several occasions Jesus reminded his disciples that he came to serve, not to be served (see Matthew 20:28 and Mark 10:45). That’s because his main purpose in becoming one of us was to firmly establish the Kingdom of GΘD on earth—for what greater service can he offer his creation than that? And yet, even the Son of GΘD himself needed the help of others from time to time. Recall, for example, the help he needed in carrying his Cross to Calvary. And in today’s gospel our attention is drawn to the many ways he was helped by a number of women who supported his ministry. Luke tells us that as Jesus made his way through towns and villages proclaiming the Good News, several women provided for him and his twelve apostles out of their own resources. So what is the lesson we learn from today’s gospel? Obviously, if Jesus needed the help of others, we also need the help of others. Yes, we are called to serve, but we must also humbly accept the service of others. Why? Because this will provide us with the necessary balance to become a well-integrated human being. You see, serving others helps us increase the virtue of generosity in our soul, while allowing ourselves to be served increases the virtue of humility. Each of us has something valuable to offer the Church, and each of us has something valuable that we must receive from the Church. Thankfully, the Holy Spirit is always at work in our lives to help us know when to give and when to receive.
Serving others will help increase the virtue of generosity in our soul, while allowing ourselves to be served will increase the virtue of humility.
TIEMPO ORDINARIO ~ CICLO B-1 VIERNES de la VIGÉSIMA CUARTO SAMANA
EVANGELIO Lucas 8, 1-3 En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de DIΘS. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
HOMILÍA
Servir a los demás ayudará a aumentar la virtud de la generosidad en nuestra alma, mientras que permitir que nos sirvan aumentará la virtud de la humildad.
En varias ocasiones, Jesús les recordó a sus discípulos que había venido para servir, no para ser servido (ver Mateo 20, 28 y Marcos 10, 45). Eso es porque su principal propósito al convertirse en uno de nosotros era establecer firmemente el Reino de DIΘS en la tierra, ¿para qué mayor servicio puede ofrecer a su creación que ese? Y, sin embargo, incluso el propio Hijo de DIΘS necesitaba la ayuda de otros de vez en cuando. Recuerde, por ejemplo, la ayuda que necesitó para llevar su Cruz al Calvario. Y en el evangelio de hoy, nuestra atención se centra en las muchas formas en que recibió la ayuda de varias mujeres que apoyaron su ministerio. Lucas nos dice que mientras Jesús recorría pueblos y aldeas proclamando la Buena Nueva, varias mujeres proveían para él y sus doce apóstoles con sus propios recursos. Entonces, ¿cuál es la lección que aprendemos del evangelio de hoy? Obviamente, si Jesús necesitaba la ayuda de otros, también necesitamos la ayuda de otros. Sí, estamos llamados a servir, pero también debemos aceptar humildemente el servicio de los demás. ¿Por qué? Porque esto nos proporcionará el equilibrio necesario para convertirnos en un ser humano bien integrado. Verá, servir a los demás nos ayuda a aumentar la virtud de la generosidad en nuestra alma, mientras que permitirnos ser servidos aumenta la virtud de la humildad. Cada uno de nosotros tiene algo valioso que ofrecer a la Iglesia y cada uno de nosotros tiene algo valioso que debemos recibir de la Iglesia. Afortunadamente, el Espíritu Santo siempre está trabajando en nuestras vidas para ayudarnos a saber cuándo dar y cuándo recibir.
Servir a los demás ayudará a aumentar la virtud de la generosidad en nuestra alma, mientras que permitir que nos sirvan aumentará la virtud de la humildad.