GOSPEL Matthew 18:1-5, 10 The disciples approached Jesus and said, “Who is the greatest in the Kingdom of heaven?” He called a child over, placed it in their midst, and said, “Amen, I say to you, unless you turn and become like children, you will not enter the Kingdom of heaven. Whoever humbles himself like this child is the greatest in the Kingdom of heaven. And whoever receives one child such as this in my name receives me.
“See that you do not despise one of these little ones, for I say to you that their angels in heaven always look upon the face of my heavenly Father.”
HOMILY
Unless you become like children, you will not enter the Kingdom of heaven. Whoever humbles himself like a child is the greatest in the Kingdom of heaven.
A little-known French saint brings together the two themes in today’s liturgy: The themes of grateful faith in our guardian angels, and childlike confidence in GΘD’s providence. Saint Germaine was just twenty-two years old when she passed away in 1601. Her family was very poor, and when she was just an infant, her mother died. Her stepmother showed very little compassion for her, and forced Germaine to sleep in the barn to make room in the house for her own children. When she was just nine years old, her stepmother sent her out to work as a shepherdess. For a girl with poor health and a crippled hand, taking care of sheep was not an easy task. But Germaine never complained, and even took advantage of the situation as best she could. She made a little rosary for herself out of a knotted string to help her pray while she worked, and she dedicated what little free time she had to teach the younger children of the town their catechism. Her faith and confidence in GΘD motivated everything she did. In fact, she was so committed to trusting in GΘD that she never missed Mass, even if the bell for Mass rang after she was already in the fields with the sheep. On those occasions, she would place her shepherd’s crook in the ground, and ask her guardian angel to watch over the flock while she went to Mass. She never lost a single sheep. When her body was exhumed forty years later during the renovation of the church, the people were amazed to discover that her body was incorrupt, thus confirming her sanctity that had already been well established through the many miracles she offered GΘD’s people during her short life. We have a lot to learn from Saint Germaine of France, who is truly great in the Kingdom of heaven.
Unless you become like children, you will not enter the Kingdom of heaven. Whoever humbles himself like a child is the greatest in the Kingdom of heaven.
TIEMPO ORDINARIO ~ B-1 SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS
EVANGELIO Mateo 18, 1-5. 10 En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?” Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
“Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.
HOMILÍA
A menos que se vuelva como un niño, no entrará en el Reino de los cielos. Quien se humilla como un niño, ése es el mayor en el Reino de los cielos.
Una santa francés poco conocido reúne los dos temas de la liturgia de hoy: los temas de la fe agradecida en nuestros santos ángeles custodios y la confianza infantil en la providencia de DIΘS. Santa Germine tenía sólo veintidós años cuando falleció en 1601. Su familia era muy pobre, y cuando ella era apenas una niña, su madre murió. Su madrastra mostró muy poca compasión por ella y obligó a Germine a dormir en el granero para hacer espacio en la casa para sus propios hijos. Cuando tenía solo nueve años, su madrastra la envió a trabajar como pastora. Para una niña con mala salud y una mano lisiada, cuidar de las ovejas no fue una tarea fácil. Pero Germaine nunca se quejó, e incluso aprovechó la situación lo mejor que pudo. Se hizo un rosario con una cuerda anudada para ayudarla a rezar mientras trabajaba, y dedicó el poco tiempo libre que tenía a enseñar el catecismo a los niños más pequeños del pueblo. Su fe y confianza en DIΘS motivó todo lo que hizo. De hecho, estaba tan comprometida con confiar en DIΘS que nunca faltó a misa, incluso si sonó la campana de la misa después de que ella ya estaba en el campo con las ovejas. En esas ocasiones, colocaba su cayado de pastor en el suelo y le pedía a su ángel de la guarda que cuidara del rebaño mientras iba a misa. Nunca perdió una sola oveja. Cuando su cuerpo fue exhumado cuarenta años después durante la renovación de la iglesia, la gente se sorprendió al descubrir que su cuerpo estaba incorrupto, confirmando así su santidad que ya había sido bien establecida a través de los muchos milagros que le ofreció al pueblo de DIΘS durante su corta vida. Tenemos mucho que aprender de Santa Germine de Francia, que es verdaderamente grande en el Reino de los cielos.
A menos que se vuelva como un niño, no entrará en el Reino de los cielos. Quien se humilla como un niño, ése es el mayor en el Reino de los cielos.