Jesus said to his disciples: “There will be signs in the sun, the moon, and the stars, and on earth nations will be in dismay, perplexed by the roaring of the sea and the waves. People will die of fright in anticipation of what is coming upon the world, for the powers of the heavens will be shaken. And then they will see the Son of Man coming in a cloud with power and great glory. But when these signs begin to happen, stand erect and raise your heads because your re-demption is at hand.
“Beware that your hearts do not become drowsy from carousing and drunkenness and the anxieties of daily life, and that day catch you by surprise like a trap. For that day will assault everyone who lives on the face of the earth. Be vigilant at all times and pray that you have the strength to escape the tribulations that are imminent and to stand before the Son of Man.”
The Word of the Lord.
Homily: Advent is about getting ready, not just waiting around.
None of us likes to wait, but we all like to get ready. Advent, which starts today, is sometimes understood as a waiting period—waiting for Christmas to arrive. From that point of view, this waiting period between Advent and Christmas is also supposed to make us think deeply about another waiting period: The one between now and the Second Coming of Jesus Christ, who will bring history to its fulfillment, who will judge the living and the dead, and who will put a definitive end to all evil in our world.
This second waiting period is what our Lord refers to in the Gospel for today. But is Advent really just a waiting period? Is human history just a waiting period, an undisclosed number of centuries in which we wait for the Second Coming to happen? Absolutely not! It’s more than waiting—it’s also about getting ready.
Advent is a liturgical season, a period of time in which the Church surrounds us with reminders of the greatest event in the whole history of the universe: the incarnation of the Son of God, who came to earth to be our Savior. The Church gives us these reminders to help us get our souls ready to receive the special graces God wants to give us as we celebrate that event this year, in the “here and now” of our lives.
Those same reminders are also meant to spark a personal examination of conscience. And if in that examination we notice any sinful or self-centered tendencies, habits, or activities, Advent is the time to get rid of them.
That's how we get ready for our Lord’s Second Coming, which will occur either at our personal death, or at the end of history, whichever happens first. My brothers and sister, these four weeks of Advent aren’t about waiting—they’re about getting ready.
Evangelio: Lucas 21, 25-28. 34-36
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.”
Palabra del Señor.
Homilía: Adviento se trata de prepararse, no solo de esperar.
A ninguno de nosotros le gusta esperar, pero a todos nos gusta estar listos. El advenimiento, que comienza hoy, a veces se entiende como un período de espera, esperando que llegue la Navidad. Desde ese punto de vista, este período de espera entre el Adviento y la Navidad también debe hacernos pensar profundamente en otro período de espera: el que se encuentra entre ahora y la Segunda Venida de Jesucristo, quien llevará la historia a su cumplimiento, quién juzgará al vivos y muertos, y quién pondrá fin definitivo a todo mal en nuestro mundo.
Este segundo período de espera es a lo que nuestro Señor se refiere en el Evangelio de hoy. Pero, ¿es realmente el Adviento un período de espera? ¿Es la historia de la humanidad solo un período de espera, un número no revelado de siglos en los que esperamos que suceda la Segunda Venida? ¡Absolutamente no! Es más que esperar, también se trata de prepararse.
El Adviento es un tiempo litúrgico, un período de tiempo en el que la Iglesia nos rodea con recordatorios del evento más grande en toda la historia del universo: la encarnación del Hijo de Dios, que vino a la tierra para ser nuestro Salvador. La Iglesia nos da estos recordatorios para ayudarnos a preparar nuestras almas para recibir las gracias especiales que Dios quiere darnos mientras celebramos ese evento este año, en el “aquí y ahora” de nuestras vidas.
Esos mismos recordatorios también tienen el propósito de provocar un examen personal de conciencia. Y si en ese examen notamos tendencias, hábitos o actividades pecaminosas o egocéntricas, el Adviento es el momento de deshacerse de ellos.
Así es como nos preparamos para la Segunda Venida de nuestro Señor, que ocurrirá ya sea en nuestra muerte personal o al final de la historia, lo que ocurra primero. Mis hermanos y hermanas, estas cuatro semanas de Adviento no son para esperar, sino para prepararse.