Jesus said to the crowds, “I am the bread of life; whoever comes to me will never hunger, and whoever believes in me will never thirst. But I told you that although you have seen me, you do not believe. Everything that the Father gives me will come to me, and I will not reject anyone who comes to me, because I came down from heaven not to do my own will but the will of the one who sent me. And this is the will of the one who sent me, that I should not lose anything of what he gave me, but that I should raise it on the last day. For this is the will of my Father, that everyone who sees the Son and believes in him may have eternal life, and I shall raise him on the last day.”
HOMILY
Everyone who believes in the Son has eternal life and will be raised up on the last day.
Although Jerusalem had a special place in the Lord’s ministry, the city violently rejected him and his disciples. But in Samaria they accepted his message, proclaimed by Philip, with open minds and hearts and were then blessed with miracles, conversions, and baptisms. Jerusalem, with its religious schools and its centuries-old traditions, never gave Jesus or his disciples a chance, while the Samaritans responded with joy to the gospel message.
Comparing Jerusalem with Samaria alerts us to the fact that believing the gospel is more than just an intellectual assent to a religious doctrine. In Jerusalem the sacred traditions of Moses were preserved by the central governing body of Judaism. Yet, Jerusalem violently rejected the Gospel’s call to salvation. There was a beautiful simplicity about the Samaritans’ faith that made them open to new possibilities. Because they weren’t afraid of saying Yes to something new, the flower of faith was able to blossom among them. In reference to the Holy Eucharist, the Bread of Life is most readily received by the humble of heart.
Easter celebrates the total faithfulness of GΘD, the Father, to his Son Jesus and, by extension, his faithfulness to all of us. This fact encourages us to keep turning back to him, trusting him, even after we have, in so many ways, turned away from him. Although we often fail to respond to the grace our Lord freely offers us, he still gives himself to us as the Bread of Life, and continues to promise that whoever believes in the Son has eternal life, and will be raided up on the last day.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
ESPAÑOL
EVANGELIO
Juan 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
HOMILÍA
Todos los que creen en el Hijo tienen vida eterna, y será resucitado el último día.
Aunque Jerusalén tenía un lugar especial en el ministerio del Señor, la ciudad lo rechazó violentamente a él y a sus discípulos. Pero en Samaria aceptaron su mensaje, proclamado por Felipe, con mentes y corazones abiertos y luego fueron bendecidos con milagros, conversiones y bautismos. Jerusalén, con sus escuelas religiosas y sus tradiciones centenarias, nunca le dio una oportunidad a Jesús ni a sus discípulos, mientras que los samaritanos respondieron con alegría al mensaje del evangelio.
Comparar Jerusalén con Samaria nos alerta sobre el hecho de que creer en el evangelio es más que un asentimiento intelectual a una doctrina religiosa. En Jerusalén, las tradiciones sagradas de Moisés fueron preservadas por el cuerpo central de gobierno del judaísmo. Sin embargo, Jerusalén rechazó violentamente el llamado del Evangelio a la salvación. Había una hermosa simplicidad en la fe de los samaritanos que los abrió a nuevas posibilidades. Como no tenían miedo de decir Sí a algo nuevo, la flor de la fe pudo florecer entre ellos. En referencia a la Sagrada Eucaristía, el Pan de Vida es recibido más fácilmente por los humildes de corazón.
Pascua celebra la fidelidad total de Dios, el Padre, a su Hijo Jesús y, por extensión, su fidelidad a todos nosotros. Este hecho nos anima a seguir volviéndonos hacia él, confiando en él, incluso después de que, en muchos sentidos, nos hemos alejado de él. Aunque a menudo no respondemos a la gracia que nuestro Señor nos ofrece libremente, él todavía se entrega a nosotros como el Pan de Vida, y continúa prometiendo que quien cree en el Hijo tiene vida eterna, y será resucitado en el último día.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.