Jesus said to his disciples: “This is my commandment: love one another as I love you. No one has greater love than this,
to lay down one’s life for one’s friends. You are my friends if you do what I command you. I no longer call you slaves, because a slave does not know what his master is doing. I have called you friends, because I have told you everything I have heard from my Father. It was not you who chose me, but I who chose you and appointed you to go and bear fruit that will remain, so that whatever you ask the Father in my name he may give you.
This I command you: love one another.”
HOMILY
I called you my friends, because I have told you everything I have heard from my Father.
Friendship is one of the greatest blessings in life, and true and lasting friendships don’t just happen; we have to choose each other as friends, based on a mutual attraction, a set of common interests, and a shared way of looking at things. Once a friendship is established, each person can share with the other how he really feel about life. Jesus calls his disciples friends in today’s Gospel. He goes on to tell them, “You didn’t choose me; I chose you.”
Jesus took the initiative to begin this friendship; he chose the disciples to be his friends, and likewise, he has chosen us to be his friend as well. He shows his friendship by sharing deeply with us; he has revealed to us what is most personal to him—his relationship with the Father. He shows this by emptying himself on our behalf, by laying down his life for us. He has done his part, but if the friendship is to bear fruit, we have to do our part. We have to choose him as he has chosen us. We have to remain in his love and friendship at all times. This will entail loving one another as he has loved us, and befriending others as he has befriended us.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
ESPAÑOL
EVANGELIO
Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros’’.
HOMILÍA
Te llamé mis amigos, porque te he contado todo lo que he escuchado de mi Padre.
La amistad es una de las mayores bendiciones en la vida, y las amistades verdaderas y duraderas no suceden; tenemos que elegirnos como amigos, basados en una atracción mutua, un conjunto de intereses comunes y una forma compartida de ver las cosas. Una vez que se establece una amistad, cada persona puede compartir con la otra cómo se siente realmente acerca de la vida. Jesús llama a sus discípulos amigos en el Evangelio de hoy. Continúa diciéndoles: "No me elegiste; Yo te elijo."
Jesús tomó la iniciativa de comenzar esta amistad; eligió a los discípulos para que fueran sus amigos, y de la misma manera, nos eligió a nosotros también para ser su amigo. Él muestra su amistad compartiendo profundamente con nosotros; nos ha revelado lo que es más personal para él: su relación con el Padre. Él muestra esto al vaciarse en nuestro nombre, al dar su vida por nosotros. Él ha hecho su parte, pero si la amistad debe dar frutos, tenemos que hacer nuestra parte. Tenemos que elegirlo como nos ha elegido a nosotros. Tenemos que permanecer en su amor y amistad en todo momento. Esto implicará amarse unos a otros como nos ha amado, y hacerse amigo de los demás como nos ha hecho amigos.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.