Jesus said to his disciples: “Amen, I say to you, it will be hard for one who is rich to enter the Kingdom of heaven. Again I say to you, it is easier for a camel to pass through the eye of a needle than for one who is rich to enter the Kingdom of GΘD.” When the disciples heard this, they were greatly astonished and said, “Who then can be saved?” Jesus looked at them and said, “For men this is impossible, but for GΘD all things are possible.” Then Peter said to him in reply, “We have given up everything and followed you. What will there be for us?” Jesus said to them, “Amen, I say to you that you who have followed me, in the new age, when the Son of Man is seated on his throne of glory, will yourselves sit on twelve thrones, judging the twelve tribes of Israel. And everyone who has given up houses or brothers or sisters or father or mother or children or lands for the sake of my name will receive a hundred times more, and will inherit eternal life. But many who are first will be last, and the last will be first.”
HOMILY
For GΘD all things are possible.
Today we pick up where we left off yesterday when we witnessed the encounter between Jesus and the rich young man who wanted to know what he needed to do to gain eternal life. The answer he received from Jesus not only saddened him but startled him as well: “If you wish to be perfect, go, sell what you have and give to the poor, and you will have treasure in heaven. Then come, follow me.” Throughout the four Gospels there are several phrases Jesus uses that are quite startling. We heard one yesterday, and today we hear yet another one after the disciples ask Jesus, “Who then can be saved?” The Lord responds, “For men this is impossible, but for GΘD all things are possible.” Something similar was said at the Annunciation in Luke’s Gospel where, in response to Mary’s question, “How can this be?” the angel replies, “Nothing is impossible for GΘD.”
We can usually give up something to receive something better. That’s probably why Peter, who’s not sure of what “the prize” of following Christ is, asks, “What will there be for us?” The reward for our sacrifice of being unattached to our possessions is to gain an even better prize—eternal life with Jesus. And the amazing thing is that Jesus tells us it’s not something we will receive in the future, but something we can already receive right here and now on earth. But in order to receive Jesus and the fullness of eternal life we must first empty ourselves so that Jesus can then fill us with his very Self. This means becoming unattached to our possessions while still using them for the glory of GΘD. The bottom line is this: Always practice detachment from the things of this world so that you will only be attached to Jesus. Does this sound impossible? Well, don’t forget that…
…for GΘD all things are possible.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament. I love You above all things, and I desire to receive You into my soul. Since I cannot at this moment receive You sacramentally, come at least spiritually into my heart. I embrace You as if You were already there, and I unite myself wholly to You. Never permit me to be separated from You. Amen.
TIEMPO ORDINARIO
MARTES de la VEGÉSIMO SEMANA ~ 2020
EVANGELIO
Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”. Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: “Entonces ¿quién podrá salvarse?” Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: “Para los hombres eso es imposible, mas para DIΘS todo es posible”. Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: “Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros’’.
HOMILÍA
Para DIΘS todo es posible.
Hoy retomamos donde lo dejamos ayer cuando fuimos testigos del encuentro entre Jesús y el joven rico que quería saber qué necesitaba hacer para obtener la vida eterna. La respuesta que recibió de Jesús no solo lo entristeció sino que también lo sobresaltó: “Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Entonces ven, sígueme ". A lo largo de los cuatro evangelios, hay varias frases que usa Jesús que son bastante sorprendentes. Ayer escuchamos uno, y hoy escuchamos otro después de que los discípulos le preguntaran a Jesús: "¿Quién, pues, puede ser salvo?" El Señor responde: "Para los hombres esto es imposible, pero para DIΘS todo es posible". Algo similar se dijo en la Anunciación en el Evangelio de Lucas donde, en respuesta a la pregunta de María, "¿Cómo puede ser esto?" el ángel responde: "Nada es imposible para DIΘS ".
Por lo general, podemos renunciar a algo para recibir algo mejor. Probablemente por eso Pedro, que no está seguro de cuál es "el premio" de seguir a Cristo, pregunta: "¿Qué habrá para nosotros?" La recompensa por nuestro sacrificio de estar desapegados de nuestras posesiones es ganar un premio aún mejor: la vida eterna con Jesús. Y lo asombroso es que Jesús nos dice que no es algo que recibiremos en el futuro, sino algo que ya podemos recibir aquí y ahora en la tierra. Pero para recibir a Jesús y la plenitud de la vida eterna, primero debemos vaciarnos de nosotros mismos para que Jesús pueda luego llenarnos con su propio Ser. Esto significa desapegarnos de nuestras posesiones mientras las usamos para la gloria de DIΘS. La conclusión es la siguiente: practique siempre el desapego de las cosas de este mundo para que solo se apegue a Jesús. ¿Suena esto imposible? Bueno, no olvides eso ...
… Para DIΘS todo es posible.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
Creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente, entra al menos espiritualmente en mi corazón. Te abrazo como si ya estuvieras allí, y me uno completamente a ti. Nunca permitas que me separe de ti. Amén.