GΘD so loved the world that he gave his only Son, so that everyone who believes in him might not perish but might have eternal life. For GΘD did not send his Son into the world to condemn the world, but that the world might be saved through him. Whoever believes in him will not be condemned, but whoever does not believe has already been condemned, because he has not believed in the name of the only Son of GΘD.
HOMILY
Through the Holy Trinity, we now exist not only with GΘD, but in GΘD!
Our Easter season ended last Sunday with Pentecost, and this week we’ve returned to Ordinary Time. And what better way to begin this new liturgical season than by going back to the Source of everything, to the Most Holy Trinity. But in order to help us understand and appreciate the mystery of the Trinity just a little bit more, we need to ask three important questions that will hopefully put us on the right track. The first question is: What word could we use that would best describe the Trinity? The word I would choose is “relationship,” because it describes a unity that that two or more people, or concepts, share with each other. The second question is: What exactly is the bond that unites the Trinity in this relationship? The word I would choose is “love”, because it binds these three Divine Persons together in a perfectly happy and self-sufficient relationship: The Father is the Lover, the Son is the Beloved, and the Love that they share between them is the Holy Spirit. Our third and final question is: So if the Trinity is a perfectly happy and self-sufficient relationship of love, where do we fit in, or the rest of the universe for that matter? The answer is found in the type of love that binds the Trinity together. It is a love that is self-sacrificing and that is always compelled to move outside itself to embrace the entire universe. This is a type of love the Greeks called agapé, and we see it every time we gaze upon the Crucifix. So now we know that the Trinity is a relationship of love that embraces the entire universe. But there’s even more good news…
Before the mystery of the Incarnation happened over two thousand years ago, the Trinity possessed only one nature, a divine nature. But after the Incarnation, and for the rest of eternity, it possesses two natures: divine and human. There is now a complete human nature within the Most Holy Trinity in the Person of Jesus Christ, who is fully GΘD and fully human. No other created being can boast of this, only we can. And so when we realize that the Trinity is a relationship of love that embraces the entire universe, we have every right to marvel at the fact that our embrace from GΘD is like no other, because…
Through the Holy Trinity, we now exist not only with GΘD, but in GΘD!
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
TIEMPO ORDINARIO
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD ~ 2020
EVANGELIO
Juan 3:16-18
Tanto amó DIΘS al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque DIΘS no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de DIΘS.
HOMILÍA
¡A través de la Santísima Trinidad, ahora existimos no solo con DIΘS, sino también en DIΘS!
Nuestra temporada de Pascua terminó el domingo pasado con Pentecostés, y esta semana hemos regresado al Tiempo Ordinario. Y qué mejor manera de comenzar esta nueva temporada litúrgica que volviendo a la Fuente de todo, a la Santísima Trinidad. Pero para ayudarnos a comprender y apreciar un poco más el misterio de la Trini-ty, necesitamos hacer tres preguntas importantes que esperamos nos pongan en el camino correcto. La primera pregunta es: ¿Qué palabra podríamos usar para describir mejor la Trinidad? La palabra que elegiría es "relación", porque describe una unidad que dos o más personas, o conceptos, comparten entre sí. La segunda pregunta es: ¿Cuál es exactamente el vínculo que une a la Trinidad en esta relación? La palabra que elegiría es "amor", porque une a estas tres personas divinas en una relación perfectamente feliz y autosuficiente: el Padre es el Amante, el Hijo es el Amado, y el Amor que comparten entre ellos es el Espíritu Santo. Nuestra tercera y última pregunta es: Entonces, si la Trinidad es una relación de amor perfectamente feliz y autosuficiente, ¿dónde encajamos, o el resto del universo? La respuesta se encuentra en el tipo de amor que une a la Trinidad. Es un amor que se sacrifica y que siempre se ve obligado a moverse fuera de sí mismo para abarcar todo el universo. Este es un tipo de amor que los griegos llamaban agapé, y lo vemos cada vez que contemplamos el Crucifijo. Entonces, ahora sabemos que la Trinidad es una relación de amor que abarca todo el universo. Pero hay aún más buenas noticias ...
Antes de que el misterio de la Encarnación sucediera hace más de dos mil años, la Trinidad poseía una sola naturaleza, una naturaleza divina. Pero después de la Encarnación, y por el resto de la eternidad, posee dos naturalezas: divina y humana. Ahora hay una naturaleza humana completa dentro de la Santísima Trinidad en la Persona de Jesucristo, que es completamente DIΘS y completamente humana. Ningún otro ser creado puede jactarse de esto, solo nosotros podemos. Y así, cuando nos damos cuenta de que la Trinidad es una relación de amor que abarca todo el universo, tenemos todo el derecho de maravillarnos ante el hecho de que nuestro abrazo de DIΘS sea como ningún otro, porque ...
¡A través de la Santísima Trinidad, ahora existimos no solo con DIΘS, sino también en DIΘS!
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.