Jesus said to his Apostles: “No disciple is above his teacher, no slave above his master. It is enough for the disciple that he become like his teacher, for the slave that he become like his master. If they have called the master of the house Beelzebul, how much more those of his household!
“Therefore do not be afraid of them. Nothing is concealed that will not be revealed, nor secret that will not be known. What I say to you in the darkness, speak in the light; what you hear whispered, proclaim on the housetops. And do not be afraid of those who kill the body but cannot kill the soul; rather, be afraid of the one who can destroy both soul and body in Gehenna. Are not two sparrows sold for a small coin? Yet not one of them falls to the ground without your Father’s knowledge. Even all the hairs of your head are counted. So do not be afraid; you are worth more than many sparrows. Everyone who acknowledges me before others I will acknowledge before my heavenly Father. But whoever denies me before others, I will deny before my heavenly Father.”
HOMILY
Everyone who acknowledges me before others
I will acknowledge before my heavenly Father.
Jesus reminds us in today’s Gospel: “No disciple is above his teacher.” But after saying this, he does make this important qualification: “It is enough for the disciple that he become like his teacher.” For the Apostles—and for us as well—the goal of all Christians is to be transformed into the perfect image of Christ. But how exactly does this transformation take place? Simply put, we are transformed into his image every time we go about doing good for others, suffering for others, loving others unconditionally, and blessing others as Jesus did. And we do all of this in spite of the many obstacles we will certainly encounter from the world. And here’s a sobering question: If Jesus had many enemies, we will too, right? The answer to this question comes directly from the mouth of our Master and Teacher: “If they have called the master of the house Beelzebul, how much more those of his household!” But don’t let this fact upset you. Just remember who is in charge of your life. Everything that happens to us, everything we do, happens under the loving gaze of GΘD the Father. What an amazing source of comfort this is! Nothing in our life is meaningless, because the Lord knows us and loves us—he even knows the number of hairs on our head! The relationship Jesus offers us transforms us to the degree that we open ourselves to his love. As we are filled with his love, our hearts can’t help but return that love to him and to others. And what person who truly finds himself in love keeps that love hidden? Jesus tells us that when we publicly acknowledge our love for him before others, he acknowledges his love for us before his Father. Let us therefore strive to be his evangelists. May we be so in love with Jesus that we can’t help but share his love with others without fear.
Everyone who acknowledges me before others
I will acknowledge before my heavenly Father.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that you are present in the Most Holy Sacrament. I love you above all things, and I desire to receive you into my soul. Since I cannot at this moment receive you sacramentally, come at least spiritually into my heart. I embrace you as if you were already there, and I unite myself wholly to you. Never permit me to be separated from you. Amen.
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA DÉCIMO CUARTO SEMANA ~ 2020
EVANGELIO
Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo. ¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos’’.
HOMILÍA
Todos los que me reconocen antes que otros
Reconoceré ante mi Padre celestial.
Jesús nos recuerda en el Evangelio de hoy: "Ningún discípulo está por encima de su maestro". Pero después de decir esto, hace esta importante calificación: "Es suficiente para el discípulo que se vuelva como su maestro". Para los apóstoles, y también para nosotros, la meta de todos los cristianos es transformarse en la imagen perfecta de Cristo. Pero, ¿cómo tiene lugar exactamente esta transformación? En pocas palabras, nos transformamos a su imagen cada vez que hacemos el bien por los demás, sufrimos por los demás, amamos a los demás incondicionalmente y bendecimos a los demás como lo hizo Jesús. Y hacemos todo esto a pesar de los muchos obstáculos que ciertamente encontraremos en el mundo. Y aquí hay una pregunta seria: si Jesús tuviera muchos enemigos, nosotros también, ¿verdad? La respuesta a esta pregunta proviene directamente de la boca de nuestro Maestro y Maestro: "Si han llamado al dueño de la casa Beelzebul, ¡cuánto más los de su casa!" Pero no dejes que este hecho te moleste. Solo recuerda quién está a cargo de tu vida. Todo lo que nos sucede, todo lo que hacemos, sucede bajo la mirada amorosa de DIΘS el Padre. ¡Qué increíble fuente de consuelo es esta! Nada en nuestra vida no tiene sentido, porque el Señor nos conoce y nos ama, ¡incluso sabe la cantidad de pelos en nuestra cabeza! La relación que nos ofrece Jesús nos transforma en la medida en que nos abrimos a su amor. A medida que estamos llenos de su amor, nuestros corazones no pueden evitar devolverle ese amor a él y a los demás. ¿Y qué persona que realmente se encuentra enamorada mantiene ese amor oculto? Jesús nos dice que cuando reconocemos públicamente nuestro amor por él antes que otros, él reconoce su amor por nosotros ante su Padre. Por lo tanto, luchemos por ser sus evangelistas. Que estemos tan enamorados de Jesús que no podamos evitar compartir su amor con otros sin temor.
Todos los que me reconocen antes que otros
Reconoceré ante mi Padre celestial.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
Creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente, entra al menos espiritualmente en mi corazón. Te abrazo como si ya estuvieras allí, y me uno completamente a ti. Nunca permitas que me separe de ti Amén.