Jesus raised his eyes to heaven and said, “Father, the hour has come. Give glory to your son, so that your son may glorify you, just as you gave him authority over all people, so that your son may give eternal life to all you gave him. Now this is eternal life, that they should know you, the only true GΘD, and the one whom you sent, Jesus Christ. I glorified you on earth by accomplishing the work that you gave me to do. Now glorify me, Father, with you, with the glory that I had with you before the world began.
“I revealed your name to those whom you gave me out of the world. They belonged to you, and you gave them to me, and they have kept your word. Now they know that everything you gave me is from you, because the words you gave to me I have given to them, and they accepted them and truly understood that I came from you, and they have believed that you sent me. I pray for them. I do not pray for the world but for the ones you have given me, because they are yours, and everything of mine is yours and everything of yours is mine, and I have been glorified in them. And now I will no longer be in the world, but they are in the world, while I am coming to you.”
HOMILY
We are not left without GΘD’s help, because he has promised to work in us and through us.
Today we hear some of the final words from Jesus and Paul. Both of them Each of them are aware that they have come to the completion of their mission in this life. Paul will make his final trip to Jerusalem and then, if he survives that dangerous visit, he plans to go to Rome and maybe even bring the Good News to Spain. At the Last Supper Jesus knows that the work that the Father gave him has come to its final hours, and so he prays: “Give glory to your son, so that your son may glorify you.” Paul offers parting advice to the leaders of the Church, while Jesus prays for his Apostles and for all who will believe in their message. Both Je-sus and Paul always looked to the future with complete confidence.
Hopefully there will come a day when, like Jesus, we too can turn to GΘD and say, “I have finished the work you gave me to do. Now, take me to yourself.” In the meantime, we must strive to be faithful to the Lord’s work of making him known to others by the way we live our lives. By doing this we are not left without GΘD’s help, because he has promised to work in us and through us. At the Last Supper Jesus prayed for those who were chosen to be his witnesses in the world, and even now he lives forever to intercede for us today that we may be faithful to our task. Even during those times when we find it difficult to minister to others, we can still be confident that Jesus is praying within us to accomplish the Father’s will.
We are not left without GΘD’s help, because he has promised to work in us and through us.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
ESPAÑOL
EVANGELIO
Juan 17, 1-11a
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único DIΘS verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame en ti con la gloria que tenía, antes de que el mundo existiera.
He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen que tú me has enviado. Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos se quedan en el mundo’’.
HOMILÍA
No nos quedamos sin la ayuda de DIΘS, porque él ha prometido trabajar en nosotros y a través de nosotros.
Hoy escuchamos algunas de las palabras finales de Jesús y Pablo. Ambos. Cada uno de ellos es consciente de que ha completado su misión en esta vida. Paul hará su último viaje a Jerusalén y luego, si sobrevive a esa visita peligrosa, planea ir a Roma y tal vez incluso traer las Buenas Nuevas a España. En la Última Cena, Jesús sabe que la obra que el Padre le dio ha llegado a sus horas finales, por lo que reza: "Da gloria a tu hijo, para que tu hijo te glorifique a ti". Pablo ofrece consejos de despedida a los líderes de la Iglesia, mientras Jesús ora por sus apóstoles y por todos los que creen en su mensaje. Tanto Jesús como Paul siempre miraron hacia el futuro con total confianza.
Esperemos que llegue un día en que, como Jesús, nosotros también podamos recurrir a DIΘS y decir: “He terminado el trabajo que me diste que hiciera. Ahora, llévame contigo mismo. Mientras tanto, debemos esforzarnos por ser fieles a la obra del Señor de darle a conocer a los demás por la forma en que vivimos nuestras vidas. Al hacer esto, no nos quedamos sin la ayuda de DIΘS, porque él ha prometido trabajar en nosotros y a través de nosotros. En la Última Cena, Jesús oró por aquellos que fueron elegidos para ser sus testigos en el mundo, e incluso ahora vive para siempre para interceder por nosotros hoy para que podamos ser fieles a nuestra tarea. Incluso durante esos momentos en que nos resulta difícil ministrar a los demás, podemos estar seguros de que Jesús está orando dentro de nosotros para cumplir la voluntad del Padre.
No nos quedamos sin la ayuda de DIΘS, porque él ha prometido trabajar en nosotros y a través de nosotros.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.