When Jesus had risen, early on the first day of the week, he appeared first to Mary Magdalene, out of whom he had driven seven demons. She went and told his companions who were mourning and weeping. When they heard that he was alive and had been seen by her, they did not believe.
After this he appeared in another form to two of them walking along on their way to the country. They returned and told the others; but they did not believe them either.
But later, as the Eleven were at table, he appeared to them and rebuked them for their unbelief and hardness of heart because they had not believed those who saw him after he had been raised. He said to them, “Go into the whole world and proclaim the Gospel to every creature.”
HOMILY
It is impossible for us not to speak about what we have seen and heard.
Not only did the Sanhedrin, Israel’s governing body, soundly reject the notion that Jesus could be the Messiah, it also denied that he had risen from the dead. If the members of the Sanhedrin were to believe the Gospel, it would demand a major change in their belief system; it would require a total reinterpretation of their Scriptures and traditions. And yet two fishermen from Galilee, Peter and John, stood before this Council insisting that the crucified Jesus was not only alive, but that he is indeed the longed-for Messiah proclaimed to Israel by their prophets of old. These two men from Galilee made this bold claim in defiance of the Sanhedrin’s formal prohibition, because the message was just too important to be repressed by any human authority.
The Risen Christ rolled away more stones than the one blocking the entrance of his tomb on that first Easter morning. He opened wide the doors to the future and offers us a glimpse of what lies beyond. The disciples, and we ourselves, are asked to accept that Jesus really is the Savior. He throws new light on life itself and lets us reevaluate all that we hold to be true. Are we willing to allow his love to cast its brightness on our minds, so that we shape our future in relation to him? If we trust in our hearts that He has risen, our lives will be energized by this faith. We can be inspired by the unbelievably good news that Jesus is alive and that we have a share in his risen life, not only after this earthly life is over, but also right now at this exact moment in time.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
ESPAÑOL
EVANGELIO
Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”.
HOMILÍA
Es imposible para nosotros no hablar sobre lo que hemos visto y oído.
El Sanedrín, el cuerpo gobernante de Israel, no solo rechazó por completo la noción de que Jesús podría ser el Mesías, sino que también negó que hubiera resucitado de entre los muertos. Si los miembros del Sanedrín creyeran el Evangelio, exigiría un cambio importante en su sistema de creencias; requeriría una reinterpretación total de sus Escrituras y tradiciones. Y, sin embargo, dos pescadores de Galilea, Pedro y Juan, se pararon ante este Concilio insistiendo en que el Jesús crucificado no solo estaba vivo, sino que también es el Mesías anhelado proclamado a Israel por sus profetas de la antigüedad. Estos dos hombres de Galilea hicieron este valiente reclamo desafiando la prohibición formal del Sanedrín, porque el mensaje era demasiado importante para ser reprimido por cualquier autoridad humana.
El Cristo Resucitado rodó más piedras que la que bloqueó la entrada de su tumba en esa primera mañana de Pascua. Abrió de par en par las puertas al futuro y nos ofrece una idea de lo que hay más allá. Se les pide a los discípulos, y a nosotros mismos, que aceptemos que Jesús realmente es el Salvador. Él arroja nueva luz sobre la vida misma y nos permite reevaluar todo lo que consideramos verdadero. ¿Estamos dispuestos a permitir que su amor arroje su brillo en nuestras mentes, para que formemos nuestro futuro en relación con él? Si confiamos en nuestros corazones que Él ha resucitado, nuestras vidas serán energizadas por esta fe. Podemos inspirarnos con la increíblemente buena noticia de que Jesús está vivo y que tenemos una participación en su vida resucitada, no solo después de que esta vida terrenal haya terminado, sino también ahora mismo en este preciso momento.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.