Jesus said: “I am the good shepherd. A good shepherd lays down his life for the sheep. A hired man, who is not a shepherd and whose sheep are not his own, sees a wolf coming and leaves the sheep and runs away, and the wolf catches and scatters them. This is because he works for pay and has no concern for the sheep. I am the good shepherd, and I know mine and mine know me, just as the Father knows me and I know the Father; and I will lay down my life for the sheep. I have other sheep that do not belong to this fold. These also I must lead, and they will hear my voice, and there will be one flock, one shepherd. This is why the Father loves me, because I lay down my life in order to take it up again. No one takes it from me, but I lay it down on my own. I have power to lay it down, and power to take it up again. This command I have received from my Father.”
HOMILY
There is a time for us to be a shepherd to others,
and there is a time for us to be an open gate for GΘD’s grace to flow out of us to others.
In the first reading from Acts, Peter responds to those who were offended that he had gone into a gentile home and even had dinner with them by asking his brothers, “Who am I to stand in GΘD’s way?” When the Holy Spirit came down upon Cornelius and his household, Peter realized that GΘD had done a powerful work in the lives of these gentiles that no one should question. In today’s Gospel Jesus is portrayed as the gate of the sheepfold. He is the gate through whom GΘD calls everyone to freely enter—a call that is not reserved for just a select few, a call that no one should ever question. Jesus is the gate that leads us into the kingdom of GΘD, and it’s open to all. We now have the privilege of going in and out freely to enjoy the green pastures he has provided for us. Jesus tells us in another passage, “I have come that they might have life and have it to the full.” In a very real sense, we, the sheep of the Good Shepherd, share in the ministry of Jesus to be the heralds of the Good News for others no matter who they are. We are to be channels of grace, just like Peter, who allowed the Spirit to use him to share the message of salvation with Cornelius and his household. We truly do have a role to play in each other’s lives, because GΘD has so ordained it to be this way. There is a time for us to be a shepherd to others and there’s a time for us to be an open gate for GΘD’s grace to flow out of us to others. And, my friends, the wise and obedient disciple will know just how to balance these two important ministries.
ACT OF SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament.
I love You above all things, and I desire to receive You into my soul.
Since I cannot at this moment receive You sacramentally,
come at least spiritually into my heart.
I embrace You as if You were already there,
and I unite myself wholly to You.
Never permit me to be separated from You.
Amen.
ESPAÑOL
EVANGELIO
Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre’’.
HOMILÍA
Hay un tiempo para que seamos pastores de otros, y hay un momento para que seamos una puerta abierta para que la gracia de DIΘS fluya de nosotros hacia los demás.
En la primera lectura de Hechos, Peter responde a los que se sintieron ofendidos de que había entrado en una casa gentil e incluso cenó con ellos preguntándoles a sus hermanos: "¿Quién soy yo para interponerme en el camino de DIΘS?" Cuando el Espíritu Santo cayó sobre Cornelio y su familia, Pedro se dio cuenta de que DIΘS había hecho una obra poderosa en la vida de estos gentiles que nadie debería cuestionar. En el Evangelio de hoy, Jesús es retratado como la puerta del redil. Él es la puerta a través de la cual DIΘS llama a todos a entrar libremente, una llamada que no está reservada solo para unos pocos, una llamada que nadie debería cuestionar. Jesús es la puerta que nos lleva al reino de DIΘS, y está abierto a todos. Ahora tenemos el privilegio de entrar y salir libremente para disfrutar de los pastos verdes que nos ha proporcionado. Jesús nos dice en otro pasaje: "He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia". En un sentido muy real, nosotros, las ovejas del Buen Pastor, compartimos el ministerio de Jesús para ser los heraldos de las Buenas Nuevas para los demás, sin importar quiénes sean. Debemos ser canales de gracia, al igual que Pedro, quien permitió que el Espíritu lo usara para compartir el mensaje de salvación con Cornelio y su familia. Realmente tenemos un papel que desempeñar en la vida de los demás, porque DIΘS lo ha ordenado así. Hay un momento para que seamos pastores de los demás y hay un momento para que seamos una puerta abierta para que la gracia de DIΘS fluya de nosotros hacia los demás. Y, mis amigos, el discípulo sabio y obediente sabrá cómo equilibrar estos dos ministerios importantes.
EL ACTO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente,
entra al menos espiritualmente en mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras allí,
y me uno completamente a ti.
Nunca permitas que me separe de ti.
Amén.