GOSPEL John 3:31-36 The one who comes from above is above all. The one who is of the earth is earthly and speaks of earthly things. But the one who comes from heaven is above all. He testifies to what he has seen and heard, but no one accepts his testimony. Whoever does accept his testimony certifies that GΘD is trustworthy. For the one whom GΘD sent speaks the words of GΘD. He does not ration his gift of the Spirit. The Father loves the Son and has given everything over to him. Whoever believes in the Son has eternal life, but whoever disobeys the Son will not see life, but the wrath of GΘD remains upon him.
HOMILY
Whoever believes in the Son has eternal life, but whoever disobeys the Son will not see life, but the wrath of GΘD remains upon him.
The anger and wrath of the Lord cannot be considered personality traits of his. After all, he is, and forever will be, pure and unchanging love. So how are we to understand his anger and wrath? Simply put, these are extensions of his perfect justice. Father Seraphim Michalenko explains it this way: “GΘD is totally opposed to all evil, and sends his lightning bolts to oppose it (so to speak), yet we cling by our sins to the lightning rod of evil, and then complain that he is a GΘD of wrath!” (Pillars of Fire in My Soul: The Spirituality of St. Faustina, MIC, Marian Press, 2003). From this we can see that GΘD’s wrath is the consequence of humanity’s disobedience and persistence in sin. Fortunately for us, Saint Faustina tells us that we are in a period of unparalleled mercy. She writes: “All grace flows from mercy, and the last hour abounds with mercy for us. Let no one doubt concerning the goodness of GΘD; even if a person’s sins were as dark as night, GΘD’s mercy is stronger than our misery. One thing alone is necessary, that the sinner set ajar the door of his heart, be it ever so little, to let in a ray of GΘD’s merciful grace, and then GΘD will do the rest” (Diary 1507). Never fear the wrath of GΘD. Fear only the hardening of your heart toward his loving mercy.
Whoever believes in the Son has eternal life, but whoever disobeys the Son will not see life, but the wrath of GΘD remains upon him.
PASCUA ~ B JUEVES de la SEGUNDA SEMANA
EVANGELIO Juan 3, 31-36 “El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que DIΘS es veraz. Aquel a quien DIΘS envió habla las palabras de DIΘS, porque DIΘS le ha concedido sin medida su Espíritu. El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él”.
HOMILÍA
El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, pero la ira de DIΘS permanece sobre él.
La ira y la ira del Señor no pueden considerarse rasgos de su personalidad. Después de todo, él es, y siempre será, amor puro e inmutable. Entonces, ¿cómo vamos a entender su ira y su ira? En pocas palabras, estas son extensiones de su perfecta justicia. El padre Seraphim Michalenko lo explica de esta manera: “DIΘS se opone totalmente a todo mal y envía sus relámpagos para oponerse a él (por así decirlo), pero nos aferramos por nuestros pecados al pararrayos del mal, y luego nos quejamos de que él está ¡un DIΘS de ira!” (Pilares de fuego en mi alma: La espiritualidad de Santa Faustina, MIC, Marian Press, 2003). De esto podemos ver que la ira de DIΘS es la consecuencia de la desobediencia y persistencia de la humanidad en el pecado. Afortunadamente para nosotros, Santa Faustina nos dice que estamos en un período de misericordia incomparable. Ella escribe: “Toda gracia fluye de la misericordia, y la última hora abunda en misericordia para nosotros. Que nadie dude de la bondad de DIΘS; incluso si los pecados de una persona fueran tan oscuros como la noche, la misericordia de DIΘS es más fuerte que nuestra miseria. Una sola cosa es necesaria, que el pecador deje entreabierta la puerta de su corazón, por pequeña que sea, para dejar entrar un rayo de la gracia misericordiosa de DIΘS, y entonces DIΘS hará el resto” (Diario 1507). Nunca temas la ira de DIΘS. Solo temas el endurecimiento de tu corazón hacia su amorosa misericordia.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, pero la ira de DIΘS permanece sobre él.