Jesus said to his disciples: “I have come to set the earth on fire, and how I wish it were already blazing! There is a baptism with which I must be baptized, and how great is my anguish until it is accomplished! Do you think that I have come to establish peace on the earth? No, I tell you, but rather division. From now on a household of five will be divided, three against two and two against three; a father will be divided against his son and a son against his father, a mother against her daughter and a daughter against her mother, a mother-in-law against her daughter-in-law and a daughter-in-law against her mother-in-law.”
HOMILY
There is a baptism with which I must be baptized,
and how great is my anguish until it is accomplished!
In today’s Gospel we see a side of Jesus that clearly shows just how passionate he is about doing the will of his Father. The language he uses reveals the strength of his emotions: “I have come to set the earth on fire, and how I wish it were already blazing!” The reference is clearly to his Passion and Death. Earlier in Luke’s Gospel we were told that Jesus had firmly resolved to go to Jerusalem where he would be mocked, tortured and then crucified. But shortly before his death Jesus was plunged into his agony in the Garden of Gethsemane where he prayed three times, “Father, if it be your will, take this cup from me.” In fact, his prayer in the garden was so intense that his sweat became like drops of blood. His own internal struggle helps us to appreciate the force and implication of the Lord’s words in today’s Gospel where he foretells of divisions that will split families into warring factions. He has come to bring fire to the earth and wishes it were already blazing. This is probably a reference to the Holy Spirit. At the beginning of his second volume, The Acts of the Apostles, Luke portrays the Holy Spirit coming down on the disciples like tongues of fire. Yet, Jesus is aware that he cannot pour out the Holy Spirit until he has undergone his Passion and Death, what he calls his ‘baptism’. He reveals to us that his distress is great until it’s all over. Jesus was prepared to pass through this ordeal so that the fire of the Spirit can begin to blaze. You and I now benefit from the Lord’s ‘baptism by fire’, in other words, his Passion and Death. The fire of the Holy Spirit is at work in our own lives. This fiery Spirit was given to us at great cost to the Son of GΘD. And we see clearly that he willingly paid the price for our salvation.
My friends, how can we show Jesus our gratitude for his selfless gift of salvation? We can start by keeping the fire of the Spirit burning in our hearts by dedicating ourselves to prayer and works of charity. “Come Holy Spirit, fill our hearts, and kindle in us the fire of your love.”
There is a baptism with which we too must be baptized,
and how great will be our anguish until it is accomplished!
ACT of SPIRITUAL COMMUNION
O my Jesus,
I believe that You are present in the Most Holy Sacrament. I love You above all things, and I desire to receive You into my soul. Since I cannot at this moment receive You sacramentally, come at least spiritually into my heart. I embrace You as if You were already there, and I unite myself wholly to You. Never permit me to be separated from You. Amen.
TIEMPO ORDINARIO
JUEVES de la VEGÉSIMO NOVENO SEMANA ~ 2020
EVANGELIO
Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
HOMILÍA
Hay un bautismo con el que debo ser bautizado,
¡Y cuán grande es mi angustia hasta que se cumpla!
En el evangelio de hoy vemos un lado de Jesús que muestra claramente cuán apasionado está por hacer la voluntad de su Padre. El lenguaje que usa revela la fuerza de sus emociones: "He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!" La referencia es claramente a su Pasión y Muerte. Anteriormente en el Evangelio de Lucas se nos dijo que Jesús había decidido firmemente ir a Jerusalén, donde se burlarían de él, lo torturarían y luego lo crucificarían. Pero poco antes de su muerte, Jesús se sumergió en su agonía en el Huerto de Getsemaní, donde oró tres veces: "Padre, si es tu voluntad, pasa de mí esta copa". De hecho, su oración en el jardín fue tan intensa que su sudor se convirtió en gotas de sangre. Su propia lucha interna nos ayuda a apreciar la fuerza y la implicación de las palabras del Señor en el Evangelio de hoy, donde predice divisiones que dividirán a las familias en facciones en guerra. Ha venido a traer fuego a la tierra y desea que ya esté ardiendo. Esta es probablemente una referencia al Espíritu Santo. Al comienzo de su segundo volumen, Los Hechos de los Apóstoles, Lucas describe al Espíritu Santo descendiendo sobre los discípulos como lenguas de fuego. Sin embargo, Jesús es consciente de que no puede derramar el Espíritu Santo hasta haber pasado por su Pasión y Muerte, lo que él llama su "bautismo". Nos revela que su angustia es grande hasta que todo termina. Jesús estaba preparado para pasar por esta prueba para que el fuego del Espíritu pudiera comenzar a arder. Tú y yo ahora nos beneficiamos del "bautismo de fuego" del Señor, en otras palabras, su Pasión y Muerte. El fuego del Espíritu Santo obra en nuestras propias vidas. Este Espíritu de fuego nos fue dado a un gran costo para el Hijo de DIΘS. Y vemos claramente que voluntariamente pagó el precio por nuestra salvación.
Mis amigos, ¿cómo podemos mostrarle a Jesús nuestra gratitud por su generoso regalo de salvación? Podemos empezar manteniendo el fuego del Espíritu encendido en nuestros corazones dedicándonos a la oración y las obras de caridad. “Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor”.
Hay un bautismo con el que también nosotros debemos ser bautizados,
¡Y cuán grande será nuestra angustia hasta que se cumpla!
El ACTO de COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Jesús mío,
Creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo por encima de todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Como no puedo recibirte en este momento sacramentalmente, entra al menos espiritualmente en mi corazón. Te abrazo como si ya estuvieras allí, y me uno completamente a ti. Nunca permitas que me separe de ti. Amén.